SEGUNDO DESFILE DE DAVIDELFIN EN LA SEMANA DE LA MODA DE NEW YORK by Beatriz Ramos León
El diseñador malagueño se asienta a nivel internacional. Ayer presentó su segunda colección en Nueva York, pero esta vez en el circuito oficial de Bryant Park, que es donde las celebrities y los compradores juegan su papel. Un desfile que contó con menos caras conocidas entre el público que la edición de su debut, y una colección claramente dividida en dos tonalidades: azul marino y verde salpicados del naranja que teñía las cabezas de Bimba y del propio Davidelfín con un motivo de peso: “este color es el nuevo rubio”.
Ahora que ya sabes de qué va el asunto y cómo se mueve el mundo de la moda en esta ciudad, ¿cuál es vuestro objetivo? Bueno, nuestro principal objetivo es vender aquí en los EEUU. De hecho, este es el sentido de todo lo que estamos haciendo.
¿Os habéis trasladado a Bryant Park pensando precisamente en los compradores? Porque en Cibeles es impensable encontrar compradores entre el público… Bueno, ya nos fijamos en la figura del “Bauer” en el desfile que hicimos la temporada anterior, en febrero en Nueva York. Y mira que fue arriesgado, porque no nos conocían de nada… Pero la gente de la agencia de comunicación que nos lleva estos temas desde aquí me decía que era importante que estuviera aquí, es la última edición de la NYFW que se celebra en este parque, forma parte de la historia de la moda americana y teníamos que pasar por aquí. Y ya que, en cuanto a ventas, la cosa ha empezado a funcionar muy bien, el tener presencia por Bryant Park es facilitar el asunto a los compradores y el acceso a la prensa.
¿Pero te refieres a una venta online o en tiendas físicas? No, ¡en tiendas físicas! Vendemos en varias tiendas multimarca y eso siempre es muy buena señal.
¿Qué te parecieron las críticas que tuviste en febrero? Pues las que hicieron aquí en EEUU fueron todas maravillosas. En España, parece ser que no hizo mucha gracia y, aunque tampoco quise prestarle demasiada atención a eso, por lo visto el hecho de utilizar el icono de lo español había sido el ir a lo fácil. Y a veces me lleva a pensar que qué acomplejados somos… No sé, cuando montones de diseñadores internacionales como Alexander McQueen, Givenchy, John Galliano o Christian Lacroix han cogido la figura española para inspirar sus colecciones, la crítica se ha vuelto loca y les encanta. Pero parece que a un español no se le permite hacer este tipo de cosas, seguimos con el cliché de que lo de fuera es lo mejor que lo nuestro y parece que no nos queremos.
En la crónica de tu desfile, Laird Borrelli te describía como un referente almodovariano, haciendo alusión al pequeño papel que rodaste para Los abrazos rotos y que finalmente fue eliminado del montaje definitivo por cuestiones de guión. ¿Cómo te tomaste que te mencionasen como chico Almodóvar? Pues no me pareció en absoluto buena idea. Pero, ¿sabes qué pasa? es algo contra lo que yo no puedo luchar, porque es un detalle muy típico americano. Ese fue un comentario que yo tuve con Kelly Cutrone, la directora de la agencia de comunicación People’s Revolution, y en seguida trascendió a la prensa. Porque aquí les encanta Almodóvar, le adoran, y cualquier mínimo detalle relacionado con él, pues ya se vuelven locos.
Hablando en cifras, ¿qué resultados habéis visto en España tras el debut americano? Pues la verdad es que ha mejorado mucho, aunque ya nos veníamos manteniendo muy bien. Desde la primera colección hemos producido muchísimo y se ha vendido en todas las temporadas, desde que empezó el circuit hemos distribuido a tiendas de Barcelona, Zaragoza, etc. Lo que sí lo hemos notado, por ejemplo, es en Palacio del Hierro, en México, donde además presentaremos una muestra de la colección el próximo mes de octubre. También en Estados Unidos, en Japón, en Taiwan… ten en cuenta que NY es un escaparate para todo el mundo, hablando en términos de moda y de arte, en general.
Centrándonos en esta colección. Decías que habías tomado referencias del dadaísmo, ¿en qué detalles has querido expresar ese rechazo a los códigos establecidos y la protesta contra los esquemas? Bueno, no hay un solo punto de partida. He querido hacer como un popurrí donde influya todo lo que me rodea, lo que me gusta y la gente que me quiere. En ese sentido sí que me parece como muy dadá, un poco por lo absurdo de las referencias que no tenían nada que ver unas con otras. Unas más de culto, otras más superficiales, pero creo que al final ha casado todo muy bien. En la música, por ejemplo, también lo quise reflejar. La primera canción es “Trust in me” de El Libro de la Selva, de Walt Disney, que es un tema completamente dadá. El segundo es el “Ballet Mecanique”, una grabación original de 1925, también dadaísta. Al final he cosido todas estas referencias dejando un patchwork, que es esta colección.
En la propia ropa, en las prendas, también hay un poco de todo. Exactamente: esos juegos de apariencias, el contraste de los colores y los materiales, pantalones que parecen cortos por delante y no lo son por detrás, la asimetría de las mangas…
Sí, pero sin embargo, los cuellos, las corbatitas… Todo eso sigue siendo muy made in Davidelfín. Eso es verdad, hacía tiempo que no usaba las corbatas y me ha apetecido meter alguna. Más en mujer que en hombre, si te has fijado. Y de repente los drapeados mezclados con camisas, y cosas así. Y todo en dos colores y el toque del color de pelo de Bimba y algún que otro modelo, que es el mismo que el que me he puesto yo: naranja. Esto es como cuando los editores de moda llaman al color que pega fuerte en una temporada “el nuevo negro”, yo digo que el naranja es el nuevo rubio.