Llevamos días con los ojos puestos en el Festival del Cine de Cannes, pero admitámoslo lo que genera interés son los espectaculares looks de las celebrities más que las películas presentadas.
La película ganadora se llevará su éxito asegurado en las taquillas de las salas cinematográficas pero los reales protagonistas del aclamado evento son los vestidos que se lucen en la prestigiosa Red Carpet y en algunos casos, como para el remake de The Great Gatsby, es más aclamado su vestuario que el mismo filme.
El hecho es que, sea por el motivo que sea, cada vez vamos menos al cine y, según mi punto de vista, con lo caro que es ir a ver una película en una sala cinematográfica, sólo pocas películas merecen ser vistas en la gran pantalla.
En realidad es algo triste que se esté perdiendo la tradición de ir al cine, pero también es verdad que todo evoluciona y que vamos hacia otra forma de entretenimiento más personalizado y relacionado con nuestro hogar.
Se dice que la crisis ha hecho que se haya vuelto a estar mucho más en familia y de esta tradición más hogareña han salido toda una serie de productos como la WII o la Smart TV, pequeños lujos que hacen más cómodo y entretenido el día día en casa.
Si no puedes salir a jugar un partido de tenis lo juegas en casa con la Wii y en lugar de llevar a toda la familia al cine, miras una peli con la Smart TV. Esta última es de verdad la evolución de la televisión en la época de internet de una manera sorprendente, no es por nada que se llama televisión inteligente. La de Samsung además de hacerte ver y grabar películas es la primera televisión del mercado con control de voz, gestual y reconocimiento facial. ¿Nos vamos al cine o pedimos una película a la carta?