Todos conocemos Puig por sus perfumes y sus firmas de moda pero, además de eso, otra faceta muy importante de la compañía es su vínculo con los deportes náuticos, en particular con la vela, vínculo que tuve la ocasión de experimentar en primera persona en la IX edición de la Regata de Vela Clásica en Barcelona.
Los apasionados de vela ya saben que estoy hablando de algo muy especial y, para lo que como yo se acaba de acercar a este fascinante mundo, empezaré con decir que estamos hablando de una competición a la que participan barcos espectaculares que difícilmente se tiene la ocasión de ver. A la Regata Puig de Vela Clásica están invitados a participar barcos de época, barcos clásicos y big boats, veleros de apasionados del mar que han luchado para conservar la autenticidad de estas joyas.
Los barcos de época son veleros de madera o metal construidos antes del final del 1949 que conservan su construcción originaria, los barcos clásicos son barcos conservados según el plan originario y construidos antes del 1975 (excluidas las producciones en serie) y los Big Boats son barcos de épocas y clásicos que superan los 25 metros.
En la Regata Puig Vela Clásica estos barcos se reúnen en las aguas del puerto de Barcelona y zarpan desde el Real Club Náutico dando lugar a una citas cita única a nivel internacional, un acontecimiento imperdible para apasionados y curiosos del mundo náutico.
En los días del 13 al 16 de julio el Real Club Náutico de Barcelona se volvió a convertir en el epicentro de la vela clásica: casi 500 rematistas en 41 barcos de nueve países han montado un espectáculo único que este año tuve la oportunidad de ver muy de cerca subida a un catamarán que seguía los pasos de estos museos flotantes.
La IX edición de la Regata Puig de Vela Clásica ha contado con la presencia de barcos únicos: el Manitou construido en 1937 y escogido por John F. Kennedy para su uso presidencial y por eso llamado la Casa Blanca flotante; el Moonbean construido en 1920 y considerado uno de los barcos más bellos del mundo ( este velero fue comprado por el príncipe Raniero en 1950 que lo llamó Deo Juvante, el lema de la familia Grimaldi, y en él el príncipe pasó su luna de miel con Grace Kelly) y muchos otros ejemplares únicos como el Islander, un barco de época del 1937 que con su primer armador cuenta con el récord de navegar en solitario tres veces la vuelta al mundo.
Ver estos barcos de cerca y conseguir subirme a algunos ha sido realmente una experiencia única, una oportunidad que Puig nos ofrece cada año con esta iniciativa náutica de exclusiva esencia vintage.
El Real Club Náutico de Barcelona (RCNB) también cuenta con mucha historia, hace más de 140 años es un punto de referencia en el mundo de la náutica y su puerto y su Village, que durante los días de la Regata se convierte en el principal punto de encuentro de tripulaciones y aficionados, no podrían ser mejor ubicación para un acontecimiento de este estilo.
Puig es una compañía familiar fundada en Barcelona en el 1914, un sello relacionado con moda y fragancias muy ligado a la capital catalana que a su vez está muy ligada a la vela, la primera competición en la Ciudad Condal tuvo lugar en 1883. Desde sus comienzos, su esencia mediterránea y su afición han ligado la familia Puig a la náutica, una pasión que ahora se refleja en una iniciativa de prestigio, una cita imprescindible para los amantes de la vela.