Los diversos cambios de temperatura provocados por las distintas estaciones afectan directamente a la calidad de nuestra piel. La lluvia, el frío, el excesivo calor o incluso la contaminación son los principales agentes externos que dañan la piel, sobre todo la del rostro al ser más delicada y encontrarse continuamente expuesta. Todo esto puede dar lugar a sequedad, tirantez así como, en algunas ocasiones, múltiples reacciones cutáneas muy difíciles de contrarrestar.
Para ello, será necesario llevar a cabo una rutina diaria de cuidados que permitan mantener la piel en perfecto estado todo el año. Una recomendación importante es acudir a profesionales, como puede ser un dermatólogo de Adeslas, que nos aconseje sobre los productos y la rutina más adecuada según nuestro tipo de piel. Si queremos evitar una apariencia poco saludable y un envejecimiento prematuro es conveniente seguir unos cuidados específicos.
Algunos consejos para mantener una piel saludable
Sin importar la época del año en el que nos encontremos, es de vital importancia utilizar una crema hidratante que incorpore protección solar a toda nuestra piel, especialmente si vamos a estar a plena luz del día. Aunque muchas personas creen que el factor de protección solo es necesario en verano, la realidad es que en días fríos y nublados también se pueden producir quemaduras en la piel provocados por los rayos que se filtran. Por supuesto, lo más idóneo para mantener una piel saludable es beber agua. Sencillo y fácil de hacer. El agua es perfecta para la piel al tener la función de hidratar y limpiar el organismo.
Para que la ingesta de agua no sea en vano, se debe complementar con una buena hidratación de la piel. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas tenemos el mismo tipo de piel, por lo que los productos que utilicemos deberán ser acordes a él. De otra forma, sobre todo aquellas que tengan piel sensible, solo conseguirán irritar la dermis de la piel.
Aunque sea algo obvio, es conveniente no utilizar cremas del rostro en el cuerpo y viceversa. Si se quiere estar segura, siempre se puede recurrir a clínicas que cuentan con relevantes dermatólogos en Barcelona especializados en Dermatología Clínica, Dermatología Estética, Dermatología Pediátrica y Dermatología Láser.
Siguiendo con el tipo de piel, es preferible usar un jabón de ducha con Ph acorde para que sea lo menos abrasivo posible. Asimismo, es primordial prestar especial atención a pies, codos y rodillas pues tienden a resecarse fácilmente y, a menudo, no les prestamos toda la atención que necesitan. Para una piel más sana, la rutina de limpieza facial debe repetirse mañana y noche para evitar la acumulación de suciedad en el rostro, que más adelante derivará en la formación de acné y puntos negros. Añade el uso de un exfoliante dos veces a la semana y conseguirás una piel reluciente. A continuación, antes de irte a dormir o tras la ducha, hidrata el rostro y el cuerpo para conservar la elasticidad de la piel.
Si se tiene la piel sensible, es recomendable hacer especial hincapié en aquellas partes del cuerpo o del rostro que presenten una mayor sensibilidad. En el rostro, estas zonas se localizan en la mayoría de los casos en las mejillas, aletas de la nariz, labios y ojos. El uso de productos específicos será de vital importancia, sobre todo si presentan sequedad o rojeces.
Por otra parte, cuando nos queramos maquillar o simplemente disimular las imperfecciones del rostro, tales como ojeras o acné, con el objetivo de mostrar una buena cara, es mejor apostar por un maquillaje hipoalergénico para evitar el riesgo de reacciones alérgicas y que se adapte a todo tipo de pieles. Solo recuerda repetir después todo el proceso de limpieza e hidratación y luce siempre una piel radiante.
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