Más allá de la conocida Costa del Sol, el interior de la provincia de Málaga guarda verdaderos tesoros paisajísticos, pueblos con mucho encanto y una deliciosa gastronomía que satisface a los paladares más exigentes. A sus maravillosas playas, chiringuitos y espetos hay que sumarle un patrimonio excepcional no tan ligado al mar, sino a su serranía, a sus pueblos blancos y a sus impactantes parajes naturales.
La lista de pueblos malagueños dignos de una visita es extensa. Te mostramos varios, pero nos centraremos en los tres primeros:
- Ronda
- Antequera
- Ardales
- Alpandeire
- Benahavís
- Benalauría
- Carratraca
- Comares
- Guaro
- Istán
- Parauta
- Benaoján
- Sedella
- Valle de Abdalajís
- Cañete del Real
- Casares
- Ojén
Ronda
No solo es uno de los municipios más hermosos de Málaga, sino que para muchos es de los lugares más bellos de España. Además, es mundialmente conocido por el Tajo de Ronda, un espectacular desfiladero que sirvió en épocas pretéritas como protección natural para los lugareños. Ronda es cuna de turismo rural y cultural, puesto que también posee un extenso patrimonio. Y es que si viajas hasta este hermoso rincón de la provincia podrás contemplar las puertas islámicas y murallas, la antiquísima plaza de toros de Ronda, el Puente Nuevo, el palacio del Marqués de Salvatierra y la cueva de la Pileta, entre otros monumentos. No es de extrañar que sea de las ciudades más visitadas de la península.
Antequera
A poco más de media hora de Málaga se halla Antequera, ciudad con parada del AVE y que destaca por albergar más de treinta iglesias, entre conventos, capillas y atractivas estancias con reliquias de 16 órdenes religiosas. Te recomendamos que cuando la visites, le dediques un día para recorrer sus calles, entrando en todas sus iglesias y capillas. Así podrá admirar bellos retablos, imágenes religiosas y edificios de gran riqueza arquitectónica. Por todos su rincones abunda arte, historia y cultura. También merecen una mención especial los dólmenes de la parte más antigua, declarados Patrimonio de la Humanidad, y, por supuesto, el Torcal de Antequera, un espectacular paisaje kárstico único en todo el continente europeo. No dudes en programar un mínimo de dos horas para deleitarte recorriendo este regalo de la naturaleza, donde se pueden divisar especies de animales protegidos como el buitre leonado y la cabra montesa.
Ardales
Sin duda, la joya de la corona de esta bella población malagueña es el Caminito del Rey, ubicado en un enclave denominado popularmente El Chorro, donde una pasarela suspendida sobre las paredes verticales del desfiladero de los Gaitanes permite recorrerlo y contemplar paisajes que cortan el aliento. No en vano, este camino que fue restaurado hace unos años para que el recorrido sea completamente seguro es conocido internacionalmente y cada día es visitado por viajeros de todos los rincones del mundo. Pero Ardales, población que sirve de puerta de entrada al famoso Caminito del Rey, también merece una visita por sus vestigios árabes como las ruinas de Bobastro, o disfrutar de tesoros monumentales como el Castillo de la Peña, la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios o el convento de los Capuchinos. Y en los alrededores del casco urbano se alza el Castillo de Turón, que toma su nombre del río Turón, el cual puedes cruzar de una ladera a otra a través del Puente Romano de la Molina. A unos 600 metros del Caminito del Rey se extiende el pantano del Chorro, una verdadera playa de interior donde refrescarse y disfrutar de actividades acuáticas bajo un bello marco natural.
Para reponer fuerzas después de descubrir y explorar el encanto del interior de la provincia de Málaga, nada mejor que probar los fabulosos guisos con carne de cordero y de cabrito de la zona. Son también típicos los embutidos derivados del cerdo, así como el gazpacho, la porra, las migas, la caldereta de cabrito y el rabo de toro a la Rondeña.
