Curiosamente la historia del popular juego del bingo llega desde muy lejos. Algunos historiadores remontan su nacimiento incluso a la época de los bárbaros. Sobre eso hay varias teorías, pero parece que todos concuerdan en que el juego del bingo, tal y como lo conocemos ahora, o más bien su primera versión, nació en Italia con el “Il Giuoco del Lotto d’Italia” en 1530 cuando se unieron los dos reinos de Italia. Con la creación de esta lotería nacional, que tiene los elementos clave del bingo, tenemos la primera forma de juego popular y se marca el comienzo de una nueva forma de entretenimiento.
Actualmente, en las principales ciudades de España tenemos salas dedicadas y también se puede jugar al bingo de manera online siempre que nos apetece, pero en sus comienzos era algo reservado a momentos especiales.
Un poco de historia del bingo
Las reglas con las que jugamos al bingo ahora son las que establecieron los franceses en el 1770 al Le Lotto, aunque en aquel entonces su versión del bingo era algo reservado a los aristócratas. A principios del 800, el juego del bingo ya se había popularizado en toda Europa. Incluso sus 90 bolas se empiezan a usar con fines educativos, como por ejemplo para enseñar a los niños las tablas de multiplicar. Pero es cuando llega a Norteamérica que nace el bingo que conocemos hoy en día.
De beano a bingo, la curiosa anécdota que dio el nombre al juego
En un principio se jugaba en eventos populares y los jugadores marcaban los números en sus tarjetas colocando alubias (bean en inglés) y gritaban “beano” si ganaban, así se llamaba también el juego.
Edwin Lowe, un vendedor de juegos de New York, al ver la emoción de los jugadores decidió reproducir el juego del beano y lo probó con sus amigos. Curiosamente el ganador, en lugar de decir beano, gritó bingo y de allí Lowe decidió llamarlo así. De inmediato se internacionalizó ganando aficionados por todo el mundo.
En aquel entonces el bingo solo ofrecía 24 variantes únicas de tarjetas, pero gracias a un cura de Pensilvania que lo quería usar para recaudar fondos para la iglesia, Lowe contrató a un profesor de matemáticas de la universidad de Columbia, Carl Leffler, para crear más combinaciones. En 1930 Leffler había creado más de 6.000 tarjetas de bingo y también se cuenta que esto lo volvió loco.
Lo cierto es que gracias a su trabajo el bingo se consolidó como forma para recaudar fondos. Además de seguir popularizando como forma de entretenimiento.
El juego del bingo en España
Desde 1922 el juego estaba vetado en España, así que para la introducción oficial del bingo se tuvo que esperar al final de la dictadura. Por fin, en 1977 se autorizó el bingo en España. En la década de los ochenta, con la llegada de las máquinas y la apertura de los salones de juego, el bingo vivió su época de oro. Era una de las muchas cosas que finalmente los españoles podían hacer.
La fiebre del bingo de los 80’
En Los Bingueros, una de las películas de destape con fecha 1979, justamente se habla de cómo muchos españoles rápidamente se engancharon al juego del bingo. Los Bingueros fue el taquillazo del 1979, por otro lado, el juego del bingo solo acababa de empezar su éxito.
Las salas de bingo eran un lugar para socializar, divertirse y probar la suerte. Poco a poco estos espacios se convirtieron en verdaderos salones con gastronomía y entretenimiento en los que poder pasar el rato. Después de 40 años y con la ley antitabaco y varias crisis de por medio, aún siguen abiertas muchas salas de bingos históricas. Junto a ellas encontramos bingos de última generación y la posibilidad de jugar online en salas virtuales.
El bingo más popular en España es aquel de 90 bolas, aunque también se puede encontrar la versión americana con 75 bolas. Y no hay duda que te guste o no te guste jugar, el bingo sigue siendo uno de los juegos más populares de España.
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