La noticia de la muerte de Amy Winehouse me ha llegado en un día muy feliz para mi y, cuando uno está contento, se espera que también para los demás sea igual.
Escuchar que una chica de solo 27 años muere de sobredosis, no es algo que te deja indiferente, pero cuando se trata de una que “conoces”, una con la que has cantado y bailado y, a veces, identificado, es otra cosa, es algo que de verdad te cambia la visión de tu día tan bonito.
La misma noche he googleado su nombre para entender que había pasado y … ¡sorpresa! No me podía creer la cantidades de páginas web que hablaban de cómo reproducir el look de Amy.
Páginas repletas de tutoriales: cómo se hace el moño gigante, como se hace la raya en los ojos, como se combinan prendas…
De repente me he dato cuenta de cómo será de difícil, imposible, encontrar a otra artista con su estilo. Digamos la verdad, el pelo tan despeinado y el eye-liner escurrido de las últimas apariciones no es un estilo que encaja con mi manera de ser, pero ella tenía algo diferente de todas las demás.
Su look me ha siempre impactado mucho. Me gustaba porque veía algo de casual en su imagen, no era algo estudiado para subir a un escenario y Rachel Zoe Project nos ha desvelado algo. Gracias a Amy Winehouse el junkie chic ha sido llevado en los red carpets más glamourosos.
Ese cabello desaliñado con demasiado volumen y ese maquillaje egipcio de los ojos ella lo llevaba con mucha naturalidad, también los mini vestidos con profundos escotes que no querrían quedarse en su sitio, eran casi bonitos. Me gustaba mucho su imagen trasgresora pero lo que más me gustaba es que ella no se daba cuenta.
No puedo pensar en Amy sin pensar a una mix-match de estilos retro. Dicen que amaba vestirse con prendas y complementos vintage originales. Era capaz de utilizar los colores de manera infantil y sus combinaciones atrevidas daban resultados espectaculares.
No puedo no invidiar su manera de llevar con soltura las pequeñísimas minifaldas, como si fuesen jeans. Y es casi imposible no preguntarse que es lo que tienen de diferente sus 13 tatoos que resultan muchos más sexy que los tatoos de los demás.
Mientras que Amy intentaba encontrar un hueco en este mundo, sin darse cuenta, su personalidad explosiva, su voz, su manera de moverse, cantar, vivir y morir han creado uno de los looks más copiado en el mundo, el “look Amy Winehouse”, algo que sólo los grandes artistas pueden conseguir.
artículo de Fabiana Finetto, BCN Shopping & Image