Ahora que se acerca el verano las Islas Baleares son un destino fabuloso para todas aquellas personas que quieran relajarse y disfrutar de unas vacaciones completas. Lo bueno de esta comunidad autónoma es que goza de todos los tipos de turismo imaginables: turismo de playa y pulsera, fiestas nocturnas, gentío, naturaleza, tranquilidad, cultura, vestigios históricos, actividades al aire libre –senderismo, submarinismo, paseos en bicicleta, deportes náuticos, golf…-, gastronomía y un largo etcétera de posibilidades. Desde luego que quien se aburre en las Islas Baleares es porque quiere. Mallorca, Ibiza, Menorca y Formentera son sus principales centros turísticos.
Mallorca
La isla de Mallorca es, junto con Ibiza, la que más visitantes atrae cada año. Sus innumerables playas y sus horas de sol la convierten en un destino predilecto de turistas provenientes de países como Alemania o Inglaterra. Existe una amplia oferta de turismo low cost, pero también hay hoteles de 4 y 5 estrellas en Mallorca para aquellos que busquen algo más tranquilo y exclusivo.
Un buen punto para comenzar el viaje es Palma de Mallorca, conocida como la Perla del Mediterráneo. La catedral gótica de Santa María de Palma de Mallorca, cuya imagen se refleja en el mar, su agradable paseo marítimo, la plaza Mayor, el cercano castillo de Bellver… son sitios que hay que conocer.
Merece la pena visitar otras localidades de la isla. Como Sóller, ubicada en la zona noroccidental. El trayecto que separa Sóller de su puerto ha de realizarse en un antiguo tranvía que te transportará a otra época. En la sierra Tramuntana se encuentra el pueblo de Valldemossa. En su Real Cartuja vivieron una historia de amor el compositor Frédéric Chopin y la escritora George Sand.
La calma de Deià, enclavada en plena naturaleza, es un reclamo para los artistas y personajes célebres que suelen pasar unos días de asueto en esta población balear.
No te pierdas las espectaculares Cuevas del Drach, el pueblo de Pollença o las mil y una playas en las que refrescarte y desconectar del estrés del día a día.
Ibiza
Esta isla mediterránea es mundialmente conocida por sus playas y por ser una de las capitales de la fiesta nocturna veraniega, pero quedarse solo en eso sería tener una visión muy limitada y encorsetada de lo que realmente es Ibiza.
Algo que la gente no suele conocer es que la parte alta de la ciudad de Ibiza es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El peñón de Es Vedrá y el parque natural de Ses Salines son lugares obligados de peregrinación. Como el mercadillo jipi de Las Dalias, toda una institución en la isla.
Pocos atardeceres podrás vivir como el de Cala Benirrás, donde se forman tamborradas para despedir el sol hasta la llegada del día siguiente. Los domingos son los días en los que suelen resonar más tambores. Otro clásico de los atardeceres ibicencos es el Café del Mar, emplazado en San Antonio. Sus sesiones de música chill out son conocidas en el mundo entero.
Desde luego que las discotecas de Ibiza son uno de sus grandes reclamos: Pachá, Space, Amnesia, Bora Bora, Hi Ibiza… hay múltiples opciones que garantizan diversión y un punto justo de locura.
Menorca
No tiene la fama de Mallorca o de Ibiza, pero Menorca no tiene nada que envidiar a las otras dos islas. Quizás, lo más sorprendente sean los restos de la cultura talayótica, una civilización que habitó Mallorca y Menorca en la época prehistórica. Por eso mismo, no hay que perderse la Naveta des Tudons, el edificio más antiguo de toda Europa. O Torre d´en Galmés, un asentamiento talayótico donde llegaron a vivir 900 personas alrededor del 1.300 a.C. La necrópolis de Cala Morell, Torretrencada, Torrellafuda… la historia más antigua de la isla está repartida por todas partes.
Cala Turqueta, cala Macarella, cala Galdana… las calas de Menorca son infinitas y el azul de sus aguas rivaliza con cualquier playa del Caribe. Mahón, Binibeca, Ciudadela… son poblaciones con un gran encanto en las que podrás sentir a la perfección el modo de vida típicamente mediterráneo.
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Formentera
La gran desconocida de las Baleares es Formentera y, por eso mismo, la menos visitada y masificada. El mirador y el faro de La Mola son lugares con unas vistas privilegiadas desde los que poder observar la lengua de tierra de Formentera y los diferentes azules del Mediterráneo.
Si lo que buscas es darte un chapuzón para pasar el calor veraniego, en Formentera encontrarás playas y calas como Migjorn o Ses Illetes, pero también podrás zambullirte en las frescas aguas de sus piscinas naturales. Las más famosas son las de Les Piscinetes, en la zona de Can Marroig.
Otra opción es alquilar una motocicleta y recorrer esta pequeña isla de arriba abajo. En tu recorrido no olvides visitar el faro de Cap de Barbaria, que se hizo famoso cuando en 2001 se estrenó Lucía y el sexo, película de Julio Medem en la que aparecía.
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