Hasta hace apenas unos años, pese a ser un deporte conocido, la práctica de la escalada parecía reservada a un pequeño grupo de aficionados que, además, tenían que estar muy preparados físicamente. Eso de escalar solo era apto para unos cuantos locos.
Sin embargo, en los últimos tiempos la escalada se ha popularizado de tal manera que hoy en día es un deporte que practica gente de todas las edades y condiciones físicas. Esa popularización se debe en parte al estreno hace apenas un par de años de películas como el documental ‘Free Solo’, ganador de un Oscar, o ‘The Dawn Wall’, disponible en Netflix, que han acercado esta disciplina minoritaria al gran público.
Además, después de muchos años reivindicando que se produjera, la escalada es por fin deporte olímpico. La escalada es uno de los cinco nuevos deportes que competirán en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que finalmente se celebrarán a partir del 23 de julio de 2021 (los otros cuatro son kárate, surf, skateboard y béisbol). Debido a la inclusión de la escalada en los JJ. OO., gracias a la colección especial lanzada por Mattel, ahora tenemos una Barbie escaladora.
La cuestión es que la escalada ha recibido últimamente una atención que ha hecho que mucha gente se interese por este deporte de superación. Solo hay que hacer una búsqueda rápida en Instagram para darnos cuenta del fenómeno: el hashtag #escalada tiene más de 1,2 millones de entradas, y si buscamos #boulding (una modalidad muy popular que se realiza en paredes o bloques de roca pequeños), vemos que se superan los 4,1 millones.
En escalada hay distintas variantes y niveles de dificultad, por lo que es un deporte mucho más accesible de lo que parece. Es más, la práctica y la constancia nos asegurarán el poder alcanzar metas más altas, lo que supondrá una inyección de autoestima y bienestar.
A nivel físico, aunque la mayor parte de la fuerza que hacemos venga de las piernas, que son las que nos impulsan, también se trabaja -mucho- la parte superior. Los abdominales, torso, brazos y hombros son lo que nos sirve para mantenernos sobre la pared. Este ejercicio está recomendado especialmente para aquellos que tienen que pasar mucho tiempo sentados, ya que sirve para abrir y fortalecer la espalda y espina dorsal.
Una práctica continuada nos hará más fuertes y mejorará nuestra flexibilidad, agilidad y resistencia. Aun así, no hace falta tener una forma física excepcional. La técnica, que se aprende y mejora con la práctica, es tan importante o más que el físico.
Al escalar trabajamos la fuerza física, pero también la mental. La actividad física es la mejor forma de entrenar el cerebro y mantenerlo despierto. Si bien esto siempre es cierto, en el caso de la escalada lo es todavía más. El trabajo físico no es suficiente, es fundamental trabajar la concentración y otras habilidades como saber enfrentarse a situaciones de estrés o encontrar la mejor solución para hacernos avanzar. La constancia y fortaleza mental son otras de las cualidades que potenciaremos con la escalada y podremos aprovechar en nuestra vida diaria.
Tradicionalmente, parecía que la escalada era solo para súper hombres, y eran pocas las mujeres que se “atrevían” con ello. Sin embargo, atreverse a dar el paso es especialmente liberador para las mujeres; es una manera de romper estereotipos y de empoderamiento con un efecto tremendamente positivo para la autoestima y la confianza en uno mismo.
Muchos han visto en la escalada una forma de meditación, de olvidarse por un momento de los problemas del día a día y concentrarse en sacar lo mejor de uno mismo. Por si esto fuera poco, en la escalada hay también un componente social. Aunque al escalar nos enfrentamos a nosotros mismos y las circunstancias que se nos presentan, el trabajo en equipo también es importante, sobre todo si escalamos con cuerda. La confianza, la empatía o la capacidad de compartir con los demás son otras de las enseñanzas que nos llevamos de la escalada.
Lo ideal es practicar escalada en la naturaleza. Además de conectar con los elementos, esto nos ofrecerá una manera de ver el mundo distinta. Un cambio de perspectiva que siempre viene bien.
Pero si no podemos escaparnos a la montaña o si queremos practicar antes de lanzarnos a la aventura de enfrentarnos a la naturaleza, tenemos la opción de los rocódromos. En Barcelona hay una buena oferta de rocódromos indoor con los que podrás iniciarte en un deporte que te puede cambiar la vida.
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